Hace tiempo que muchas personas están sensibilizadas con la alimentación sostenible y el reciclaje. Cada vez se mira más el etiquetado nutricional y se pretende contaminar lo menos posible. Pero, a veces, uno puede dejarse llevar por titulares sensacionalistas y perderse en el camino. Tampoco es que pase nada. Meter la gamba es humano. Y aunque dicen que la intención es lo que cuenta, conviene hacer un repaso a algunos de los errores más comunes a la hora de enarbolar correctamente la bandera del consumo responsable, la alimentación sostenible.
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