«Acostarte con un androide, ¿es infidelidad?». Las calles de Madrid están llenas de enormes posters que lanzan esta pregunta a los viandantes. Se trata de la publicidad de Westworld, una serie fantástica de HBO. Sin embargo, en el mundo real hay quien ya está planteando estas dudas y otras mucho más complejas. ¿Podrían los robots sexuales reducir el número de violaciones? ¿Ayudarían a combatir la soledad? ¿O más bien provocarían todo lo contrario? ¿Podrían cosificar aún más a la mujer? ¿Fomentar una sociedad alienada quizá?
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