La dilación voluntaria no deseada ha estado presente desde el comienzo de la civilización. No es una idea moderna, aunque lo parezca por los ríos de tinta que se han escrito en Internet al respecto. Figuras históricas como Leonardo Da Vinci, Pablo Picasso, Benjamin Franklin, Eleanor Roosevelt y muchos otros, han dejado para la posteridad quejas por escrito sobre los estragos que hacía en su trabajo la tentación de dejar las cosas para mañana.
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