Nuestras palabras tienen historia, vienen de algo, desde la más evidente, como paraguas, hasta la que menos nos haría sospechar, como pensar, tienen un significado que se pierde en el tiempo. Es, al fin y al cabo, la etimología. También me he encontrado el otro extremo: aquellas personas que piensan que una palabra significa en realidad lo que era hace mucho tiempo. Tampoco tiene mucho sentido: las palabras cambian de significado y huelga decir que es el actual el que tiene valor hoy.
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