Dos bandos se conforman rápidamente en la conservación del lobo ibérico y otros depredadores, aquellos que defienden a los depredadores y aquellos que defienden a las presas, o mejor dicho, a su forma de vida. En los casos más extremos, hay ganaderos que llaman a ecologistas a tener a los lobos en las ciudades, o ecologistas que llaman al resto a boicotear los productos de estos mismos ganaderos. ¿Pero es que no estamos haciendo ya un boicot al sector primario?
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