Como ha quedado dicho, aunque se aprestó a recomponer la armada en muy corto tiempo, es común asociarle el citado apelativo de «el Borracho» (también se le llamó Selim «el Cetrino»). De entre sus debilidades y vicios, refutadas por una parte de la historiografía, se encontraban el vino, en especial el caldo chipriota, lo que habría motivado la caprichosa conquista de Chipre y estimulado desde Roma la creación de la Liga Santa. Como otros tantos sultanes (aquellos que integran el listado de excéntricos Señores del Horizonte), Selim II gustaba de
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