El problema es que todas estas fuentes fueron escritas en griego o latín. Los Jardines Colgantes no se mencionan en las miles de tabletas cuneiformes de Babilonia, algo muy raro si tenemos en cuenta el carácter fanfarrón y "chovinista" de los reyes babilonios, lo que los hacía alardear de sus logros arquitectónicos. La arqueología tampoco ha sido útil en este sentido; cuando la ciudad fue excavada a principios del siglo XX, Robert Koldewey (1855-1925) no pudo establecer la localización de los Jardines Colgantes, admitiendo que dudaba de la exis
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