Poco podía aportar Houdini a la magia en un siglo de hechizos y encantos. Por eso, a finales del XIX, su representante le recomendó que se hiciera escapista. Ahí no tendría rival. Y así fue. Nunca lo tuvo. Erik Weisz dedicó cada minuto de su vida a superarse a sí mismo y a construir su imagen de héroe mundial.
|
etiquetas: marketing , historia , comunicación , orígenes