La Iglesia Anglicana se enfurruñó bastante con sus experimentos y el galeno, harto de soportar los envites eclesiásticos, argumentó que si Dios había dormido a Adán para sacarle la costilla con la que creó a Eva significaba que la Biblia contemplaba la anestesia. Su irónica respuesta no hizo mella a la Iglesia, que siguió en sus trece: para parir era necesario sufrir. Y aquí toca hacer un alto en el camino y comprender qué es lo que hace el parto humano sea uno de los más dolorosos y difíciles del reino animal.
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