Últimamente cunde la politización del pánico por doquier: entre la derecha y la izquierda más o menos conservadora o progresista, entre neoliberales y neofascistas, entre globalistas y nacionalistas. Miedo y falta de imaginación política es el denominador común en todos los casos. La falta de imaginación política radica en no cuestionar la creencia de que el crecimiento económico debe ser la prioridad de la sociedad por ser la panacea para resolver cualquier problema. Una creencia que es desmentida una y otra vez
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