Cuando una planta es cortada o privada de agua, cambia de forma, color y olor. Quién no se ha sentido culpable al volver de vacaciones y ver los estragos que la falta de riego ha causado en los geranios del balcón. Pero, ¿es posible que esos mismos geranios hayan gritado de angustia? Eso es lo que sugiere por primera vez un singular estudio que puede consultarse en el servidor de preimpresión
bioRxiv.