Aunque se atestigua en decenas de escritos históricos, este esqueleto es solo el segundo ejemplo que proporciona pruebas arqueológicas tangibles del cruel método de la pena capital. "En el caso específico, a pesar de las condiciones mal conservadas, pudimos demostrar la presencia de signos en el esqueleto que indican una violencia similar a la crucifixión", dijo Emanuela Gualdi de la Universidad de Ferrara. "La importancia del descubrimiento radica en el hecho de que es el segundo caso documentado en el mundo".
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