Cuadrados, círculos, triángulos... Las formas más básicas que enseñamos a los bebés son también una de las herramientas favoritas de los cineastas para manipular nuestras emociones cuando miramos a la gran pantalla. Esto es especialmente fácil de ver en el cine de animación. El cerebro humano extrae conceptos abstractos a partir de formas y sonidos aunque no estén ahí. Es un comportamiento tan asentado que tiene hasta nombre científico: el efecto Bouba-Kiki.
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