Tres semanas después de llegar a Cartagena, Vernon logró su objetivo de entrar en la bahía e iniciar el asedio de la ciudad. Tan segura le parecía la victoria, que envió una misiva a Jorge II en la que afirmaba que para cuando recibiera la carta ya habría tomado la plaza, lo que desató el delirio en Londres. La Casa de la Moneda acuñó una medalla especial que nunca se puso en circulación.
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