El caballo salvaje, descendiente de los equinos traídos por los españoles a América, es un símbolo del Oeste, pero su proliferación al amparo de leyes de protección se ha convertido en un problema de espacio vital en Estados Unidos. Los equinos no tienen predadores naturales y las manadas y recuas pueden duplicarse en unos cuatro años. La ley de 1971 obliga al BLM al cuidado de los caballos, y la agencia no puede permitir que sufran hambre o sed.
|
etiquetas: caballo salvaje , mustang , dilema , protección