«Un norteamericano y un alemán protagonizan la gran jugada propagandística previa a la Segunda Guerra Mundial. La paradoja era que Schmeling era alemán, pero no era nazi, aunque la propaganda de Hitler se enamorara de él. Mientras que Louis era negro, vivía en un país donde tenían restringidos los derechos. La situación llevó a que El presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, recibiera a un negro en la Casa Blanca, algo insólito, y Adolf Hitler alabara a un boxeador cuyo mánager es judío...»
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