Constante II fue un emperador bizantino cuyo débil reinado se caracterizó por una serie de curiosos hechos: ser el último en compatibilizar los cargos de cónsul y emperador, supoerar un golpe de estado de su propio suegro, perder Egipto a manos del califato musulmán, culminar la transición de la Antigüedad a la Edad Media en Europa oriental, enviar embajadas a China y planear trasladar la capital de Constantinopla a Siracusa.
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