Warhol había conseguido forjarse una carrera como ilustrador. Un escaparate para Gunther Jaeckel le abrió las puertas del éxito en la ilustración comercial y le dio fama y fortuna. Sus anuncios aparecían en las tiendas más elegantes de Nueva York y en las páginas de sociedad del New York Times. Sin embargo, tras una década, sus anuncios, dibujados a mano, comenzaron a perder terreno frente al uso de fotografías, y además Warhol se sentía cada vez más frustrado porque aquello a lo que se dedicaba no conseguía colmar sus ansias de ser artista.
|
etiquetas: arte , andy warhol , lata de sopa