La victoria de Bolsonaro puede explicarse con argumentos políticos, filosóficos y económicos pero también es necesario buscar respuestas en nuestros smartphones. El juego o la guerra política es hoy digital. Sus estrategias están calcadas del marketing online. Y el futuro de los valores que defienden nuestras democracias depende de que adaptemos las leyes, sensibilidades y pantallas ante la transformación digital. No es populismo. Es ePopulismo.
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