Todo comenzó cuando una tormenta azotó Gran Bretaña la noche del 17 de septiembre de 1940. Varios globos de barrera contra los bombarderos alemanes, se soltaron y fueron arrastrados por la tempestad a través del Mar del Norte llegando hasta Suecia y Dinamarca. Allí, los cables metálicos que arrastraban causaron diversos cortes de energía al chocar con las líneas eléctricas. La falta de electricidad interrumpió el servicio ferroviario, los semáforos e incluso desactivaron una antena de radio.
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