Un equipo franco-alemán han sintetizado una sustancia química llamada azobenceno-triazol-glutamato (ATG), que actúa como un neurotransmisor sensible a la luz sobre los receptores NMDA, lo que les permite controlar la actividad de una clase particular de receptores cruciales para la formación y el almacenamiento de recuerdos. El aprendizaje se hace posible debido al hecho de que las conexiones funcionales entre las células nerviosas del cerebro están sujetas a una remodelación constante.
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