Es bien conocida la fascinación de los nazis por los sucesos paranormales, la mitología arqueológica y la leyenda folclórica. El nacionalismo germano había alimentado durante todo un siglo los mitos comunes sobre la naturaleza mística del territorio. Los bosques, las montañas, los ríos eran objetos de admiración y exaltación por sí mismos. El pensamiento romántico, de forma natural, extendía aquel idilio paisajístico al folclore del pueblo alemán.