No es la primera vez que hablamos aquí de grandes explosiones producidas a lo largo de la Historia. Pero ninguna alcanzó las cotas de devastación de la ocurrida en el polvorín de Wanggongchang, en la China de 1626, que causó la muerte de 20.000 personas y liberó una energía de entre 10 y 20 kilotones, similar a la de la bomba atómica de Hiroshima.