Después de varias semanas de viajes, charlas, presentaciones y maldiciones, consigo ver a Ray Loriga (Madrid, 1967) para hablar un poco sobre literatura, su última novela, ‘Cualquier verano es un final’ (Alfaguara), y su proceso de escritura. Nos vemos en una terraza de Madrid mientras llueve con ganas, pero los dos fumamos y nos juntamos en una mesa pequeña con un par de tercios de Mahou. Ahora lleva parche de pirata y la piel curtida tras tres décadas de profesión, pero Loriga aún encierra mucha literatura a la espera de ser escrita.