En potencias extractoras de petróleo como Rusia y Nigeria las multinacionales proceden a la combustión sistemática del gas liberado en la producción petrolífera. De esta forma ahorran dinero pero, al mismo tiempo, desperdician enormes cantidades de energía, nada menos que un tercio de las necesidades de gas de toda Europa. Además, provocan un daño ecológico incalculable. La población de Nigeria resulta especialmente afectada por las consecuencias de la quema de gas al respirar los gases tóxicos. Los responsables: Shell, BP, TOTAL, AGIP.