Los divulgadores Vidal y Crespo son idiotas (siempre en sentido griego), al limitar las conspiraciones político-económicas a creer que "un dragón bicéfalo controla el mundo mediante poderes mentales". Ambos presumen de su 'pensamiento crítico' contra los ridículos terraplanistas, pero se les queda atrofiado ante las complejas estructuras del dinero y el poder. Hic sunt dracones. Por un lado, reconocen que las ciencias son complejas, contra-intuitivas, con muchas capas de profundidad. Pero, por otro lado, creen vivir en una sociedad transparente