Tener un empleo en una gran empresa puede aportar una serie de ventajas con respecto a tenerlo en un pequeño negocio, pero a menudo la relación con el dueño y responsable último es fría y distante, cuando no inexistente por ni siquiera conocerle en persona. Trabajar en un negocio pequeño implica frecuentemente tener de compañero de trabajo al propio empleador y eso permite un mayor contacto personal, para bien o para mal.