Mediante cámaras que recrean las fisuras de las rocas, investigadores alemanes han demostrado cómo los flujos de calor subterráneos pudieron enriquecer los componentes prebióticos y aumentar su reactividad, favoreciendo la aparición de los primeros organismos vivos.Universidad de Múnich han comprobado que los flujos de calor que circulan por las grietas en las rocas, como las que se encuentran en volcanes o los sistemas geotérmicos, pueden purificar moléculas relevantes en los orígenes químicos de la vida.
www.nature.com/articles/s41586