Junto con la danza, el cine es sin duda la disciplina en la que más destacó el arte soviético. Fue el propio Lenin quién lo coronó, valga la paradoja, como el rey de las artes revolucionarias. Por supuesto, esta elección no fue debida a sus gustos personales, sino a que se percató del tremendo potencial propagandístico que ofrecía el nuevo invento, que entre los rusos había obtenido una acogida incluso más fervorosa que en el resto de Europa. Sin embargo, esta afición desatada se circunscribía a las áreas urbanas, mientas que...