Entre 1889 y 1902, el diplomático, arqueólogo y explorador británico, Alfred Percival Maudslay, se convirtió en uno de los primeros europeos en estudiar las ruinas mayas. A mediados de los años 30 Alfred fue en busca de los restos de una civilización que abarcó más de 2,500 años de historia mesoamericana ( c. 2000 aC a 250 dC) en naciones actuales como Guatemala y Belice, Honduras, El Salvador y los estados del sureste de México.