Al concluir el juicio, Hagen y Pentageli mantienen una cordial conversación. Recuerdan los viejos tiempos y el porvenir de sus respectivas familias. Hagen sutilmente comenta el papel de los nobles romanos cuando caían en desgracia —Pentangeli es un enamorado de la historia de la Roma antigua— y el comportamiento que exigía la sociedad para evitar que el descrédito cayera también sobre su familia. Pentageli, veterano siciliano y hombre de códigos, no duda. Poco después, sus guardaespaldas del FBI le encuentran muerto en la bañera.