(...) El lento desplazamiento de Dorian ha complicado extraordinariamente las predicciones de su dirección –parecer seguir una ruta similar a la del huracán Matthew en 2016-, aumentando significativamente su devastación respecto a los que presentan velocidades mayores. De hecho, el huracán Dorian ya ha pasado a ser, junto con otro huracán en 1935, como el más fuerte que jamás haya golpeado tierra en el Atlántico.