Es 26 de septiembre de 1940. Huyendo de los nazis, el crítico literario y narrador alemán de cuarenta y ocho años Walter Benjamin se suicida en Portbou, en la frontera española, con una dosis de morfina. Un año antes había sido internado durante dos meses en un «campo de trabajadores voluntarios» y, durante el verano de 1940, se había refugiado en Lourdes e incluso conseguido, inútilmente, el visado para marchar a Estados Unidos.