Dice Alberto Garzón que es comunista. George Soros tampoco. En realidad estamos ante dos anticomunistas. El segundo, Soros, lo ha demostrado sobradamente, promoviendo en 1989, a través de sus organizaciones “filantrópicas”, actividades contrarias al sistema político y económico de países socialistas como la RDA, Polonia y la ex Checoslovaquía . Lo mismo haría en el 2.000 en Serbia para provocar la caída de Milósevic financiando, en colaboración con otras agencias injerencistas, al movimiento OTPOR y, más recientemente, a través de su Fundación