Podríamos asegurar que fue el fogón la cuna de la tradición gaucha. A la intemperie o dentro del rancho, para el gaucho, el fogón lo fue todo, o casi todo. Al principio sólo recibió el nombre de fogón aquel que se encendía a cielo abierto, interrumpiendo los largos viajes y que era equivalente a abrigo, descanso, mate solitario o compartido, comida y hasta defensa, por ser la lumbre capaz de mantener alejadas a las fieras.