La iconografía y los textos de 4.500 años de antigüedad procedentes de Mesopotamia demuestran que la élite utilizaba los équidos para los viajes y la guerra; sin embargo, la naturaleza de estos animales seguía siendo un misterio. En Science Advances un equipo del Instituto Jacques Monod (CNRS/Universidad de París) utilizó ADN antiguo para demostrar que estos animales eran el resultado del cruce de burros domésticos con asnos salvajes.