La respuesta aun no está clara, pero las principales sospechas están en los estilos de vida, la exposición a los pesticidas, el tabaco, el estrés o la obesidad. El esperma, aseguran los autores, podría estar actuando como el canario en la mina y dando pistas de que el ambiente de las ciudades modernas está minando la salud de los hombres de alguna manera. Anteriormente ya se habían reportado importantes descensos en la fertilidad masculina desde 1992, pero seguía habiendo cierta controversia sobre la metodología de los estudios y resultados.