Viajar solo implica todo un desafío, pero esos desafíos son los que enriquecen la vida. La posibilidad inmensa de comunicarme con gente que no habla mi lengua pero tuve la suerta maravillosa de haber estudiado francés, había lugares de habla española como Palermo, Tarragosa y la maravillosa Palma de Mallorca, perderme por calles de Marsella, Saint Tropez, Cannes, Toulon, y el Principado de Mónaco, Antibes merece un capítulo aparte, en mis anécdotas voy a ampliar, Cagliari, Cerdeña que parece un cuento de hadas...que más puedo escribir