El rápido crecimiento de las ciudades se comerá 300.000 kilómetros cuadrados de las tierras cultivables en 2030 y supondrá la pérdida de entre el 1,8% y el 2,4% de la superficie actualmente cultivada en todo el mundo. La urbanización global tendrá lugar en tierras agrícolas que son casi dos veces más fértiles que el promedio mundial y amenazará la seguridad alimentaria.