Madrid ha triplicado la caída española de las pruebas PISA y el revés deja a su Gobierno autonómico desnudo. Con el PIB per cápita más alto de España, esta región con 1,2 millones de alumnos, la última en inversión y la primera en segregación escolar, fiaba su crédito a PISA. Había motivos de orgullo, en 2015 fueron segundos de España en ciencias y cuartos en matemáticas, un asidero al que el PP se agarraba cuando se le reprochaba ser la más rácana con sus escolares. Pero esta evaluación ahora les pinta como mediocres.