Los estudios demuestran que las personas que consumen demasiado azúcar añadido tienen un mayor riesgo de presión arterial alta, colesterol bajo y niveles elevados de inflamación, una causa fundamental de muchas afecciones crónicas. Hay que tener en cuenta que los azúcares naturales que se encuentran en las frutas (fructosa) y en los lácteos (lactosa) no son problemáticos. El azúcar añadido que consumimos al día es el que realmente daña la salud, ese ingrediente blanco, marrón y almibarado que se incorpora a los alimentos durante el procesado.