El presidente de la Liga de Fútbol Profesional Javier Tebas es el prototipo clásico de español ambicioso. En un país capaz de acostumbrar a las inteligencias más sensibles al chupapollismo más descarnado, un hombre como Tebas, tan indomable y espontáneo, tiene números para caer bien o para generar admiración. Simpático y combativo, en el trato directo tiene un carácter más liberal que la mayoría de falsas vírgenes Marías que circulan por España, especialmente en Catalunya, donde están más en falso que en ningún sitio.