Muchos de ustedes habrán oído contar que lo de «dar gato por liebre» viene literalmente de intentar pasar carne de felino por la de liebre o conejo. Quizás incluso hayan escuchado de primera mano la historia de alguien que allá en la posguerra comiera gato, tan ricamente y sin engaños de por medio. No siempre el gato se ha intentado pasar por liebre: antiguamente fue un manjar digno de reyes.