La mayoría de las muertes que desencadenaría un asteroide lo suficientemente grande estarían causadas por la explosión de aire producida en la entrada atmosférica, sin importar si el asteroide se desintegrase en el aire o golpease la superficie. Para el estudio, Rumpf bosquejó un diagrama de flujo que muestra todas las formas posibles en las que el impacto podría desarrollarse.