De hecho, aunque Jesús es una de las figuras históricas más emblemáticas, influyentes y conocidas del planeta, no fue hasta hace poco más precisamente, en 2001, que un grupo de científicos forenses consiguió reconstruir la imagen de cómo podría haber sido su rostro. Después de todo, las descripciones que existen en la Biblia no enfatizan sus rasgos, y ninguno de los artistas que reprodujeron imágenes de Cristo conoció personalmente a este gran hombre.