El 23 de agosto de 1973 sucedió algo que tambaleó los cimientos de la economía mundial. Los países árabes que formaban la OPEP tomaron la radical decisión de no exportar más petróleo a los estados que habían apoyado a Israel durante la guerra del Yom Kippur. Esta medida ponía fin a una era de petróleo abundante y barato e iba a traer muchos cambios: en temas energéticos ya nada volvería a ser igual. Al embargo, que provocó escasez de combustible, especialmente en EEUU y los Países Bajos, se sumó el alza de los precios del petróleo.