Hacia el año 99, cuando tenía unos 24 años, Narcís Fors descubrió los kayaks de mar en el Salón Náutico de Barcelona. De una forma u otra, su familia siempre había estado vinculada al mar, y él aprendió a amarlo desde pequeño. Gracias al dinero que le dejó su hermano, se compró uno de plástico y así se inició, de forma completamente autodidacta –hoy diríamos temeraria- en el mundo del kayak de mar. Y cuando ya estaba absolutamente enganchado, el plástico le supo a poco.