La incidencia y mortalidad por cáncer están aumentando en todo el mundo, especialmente en los países de ingresos bajos y medios, donde se ha mejorado la esperanza de vida. Pero no es lo mismo tener un cáncer en Europa que en África. Los últimos estudios revelan la enorme desigualdad en las cifras de supervivencia tras la enfermedad entre los países con mayor nivel de desarrollo y los más empobrecidos, donde falta prevención, tratamiento y cuidados paliativos.