La característica de sintiencia en los animales nos obliga, moral y jurídicamente, a no causarles dolor físico y emocional, y mucho menos muertes agónicas. Las normas jurídicas que ordenan respetar el bienestar animal implican límites al ejercicio de derechos fundamentales tales como los de propiedad, libertad de trabajo, derecho a la cultura, derecho a la no discriminación, libertad empresarial, manifestaciones artísticas, libertad religiosa e incluso a la libertad de investigación científica.