Durante el reinado del emperador Augusto, en los profundos y oscuros bosques al otro lado del Rin, tres legiones romanas marcharon en orden, buscando resolver el problema de pacificar a las diferentes pero problemáticas tribus germánicas que se resistían al dominio romano. Con su experiencia y superioridad militar, los romanos confiaban en que lograrían una victoria fácil, expandirían la influencia romana y pondrían fin a la rebeldía de las tribus germánicas en el área. Pero los árboles del bosque escondían un poder mucho mayor (...)